Reconocido por su brillantez y admirado por su visión futurista, el psicoanalista más famoso de todos los tiempos, Sigmund Freud, sometió a una de sus más fieles pacientes a un procedimiento quirúrgico que le cambió totalmente la vida. ¿Qué hizo Freud? ¿Qué le pasó a la joven? Aquí te contamos todo.
Una fiel paciente acudió con un grave dolor menstrual
Freud estaba completamente fascinado con el poder del cerebro sobre el cuerpo. Aseguraba que casi todas las enfermedades provenían de traumas de la infancia o deseos reprimidos. Emma Eckstein llegó a su consultorio con un problema común, pero que la mantenía preocupada: sufría de dolores menstruales muy fuertes, depresión y las hemorragias producidas por su menstruación eran demasiado abundantes.
En lugar de ver el problema de Emma como un asunto ginecológico, enseguida asumió que su paciente –quien ya lo conocía desde hace años-, sufría de histeria, neurosis y de masturbación excesiva.
En aquel entonces, Freud admiraba el trabajo de un otorrinolaringólogo llamado Wilhelm Fleiss, ambos mantenían una relación muy cercana y los unía la misma pasión: la medicina. Sigmund contactó a su colega y le explicó el caso de Emma, juntos concluyeron que sufría de una “neurosis del reflejo nasal” y que la solución era operarla.
¿La nariz está conectada con los órganos sexuales?
Eso pensaba Freud. Junto a Fleiss popularizaron el concepto de “neurosis del reflejo nasal”, una enfermedad que ocasionaba dolores en el pecho, complicaciones digestivas, ansiedad, depresión, migraña, vértigo, problemas ginecológicos y una larga serie de alteraciones a la salud.
¿Cómo se diagnosticaba? Estudiando cuidadosamente la mucosa de la nariz luego de que algún paciente presentara los síntomas anteriores. Fleiss fue el primero en concluir que efectivamente había una conexión entre la nariz y los órganos sexuales.
La parte positiva, es que todos los males que traía la “neurosis del reflejo nasal” podrían corregirse eficazmente con un sencillo procedimiento quirúrgico nasal, en la que ambos doctores utilizarían cocaína como principio activo. Este fue el diagnóstico que le dieron a Emma y la única solución viable, era operarla
Olor fétido y una hemorragia imparable ¿qué sucedió?
El doctor Fleiss viajó al consultorio de Freud con el propósito de operar a Emma. Juntos iniciaron el procedimiento quirúrgico y todo parecía andar en orden. Al terminar, Fleiss volvió a casa y Emma comenzó su recuperación. 10 días después volvió al consultorio de Freud extremadamente preocupada y muy adolorida.
El olor fétido que salía directamente desde su nariz era preocupante.
La hemorragia no paraba y Emma cada día se sentía peor. La herida se infectó gravemente y el pus la ahogaba y no podía respirar. Freud, desesperado acudió a otro colega para que la revisara y se dieron cuenta de que Fleiss había dejado dentro de su nariz una gasa.
“Por lo menos medio metro de gasa salió de la cavidad, lo que trajo una terrible inundación de sangre. La paciente empalideció, sus ojos dieron la vuelta y no tenía pulso”, le escribió Freud a Fleiss contándole que había pasado con Emma. Con ayuda de algunas enfermeras, lograron estabilizarla.
La joven casi muere ese día en el consultorio de Freud. La infección había llegado a su tabique y lo carcomió casi por completo. Emma terminó con una nariz completamente desfigurada e inservible
Un médico arrepentido y asustado por su futuro
Freud había sido el responsable de que a su paciente se le pudriera la nariz. Fleiss era su amigo y no quería hacerlo sentir culpable de lo sucedido, pero Sigmund estaba profundamente afectado.
Lo que le hicimos fue una injusticia. Ella no tenía ninguna anormalidad, una pieza de gasa que debió ser extraída permaneció en su organismo por 14 días evitando la curación y promoviendo una infección».
Sigmund Freud al Dr. Fleiss., Estaba profundamente consternado por lo sucedido. Emma además de paciente, era una de las personas más cercanas a Freud, además de haberla dañado para siempre, sentía pánico por su reputación.
Pese a que el procedimiento quirúrgico lo hizo Fleiss, Freud se sentía altamente culpable no solamente por habérsela referido como paciente, sino porque él era la mente maestra tras el uso de la cocaína como anestesia.
“Qué equivocado estaba al pedirte que vinieras a operarla en mi ciudad cuando ni conocías el caso completo. Mis intenciones de hacer lo mejor por esta pobre chica salieron completamente al revés y terminé poniendo en riesgo su vida. La situación me trae de cabeza”, se lamentó Freud.
El deterioro de la salud de Emma fue un momento determinante en la carrera de Freud. Si bien hubo otros pacientes que sufrieron de mala praxis en sus manos, Eckstein es la más famosa porque además de ser una de las más fieles pacientes, era también una colega en el mundo del psicoanálisis.