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La leyenda del burro-cebra de Tijuana

Más de un siglo lleva la tradición de este animal que se ha mantenido como un atractivo turístico de la frontera, es un símbolo de la ciudad y patrimonio cultural del estado de Baja California.

 

En la emblemática Tijuana. “Donde empieza la patria” Cuenta una leyenda africana que en el principio de los tiempos las cebras eran todas blancas, inmaculadas y esplendorosas, pero tan asediadas por esa hermosura que un día decidieron pintarse rayas creyendo que así serían feas y para que nunca más fueran perseguidas y capturadas.

En el caso de los burros, pese a no ser tan agraciados, ocurrió algo similar en esta ciudad cuando a principios del siglo pasado a alguien se le ocurrió pintarle rayas en el cuerpo.

Era el nacimiento de una criatura a la que llamarían “burro-cebra” y se convertiría en un símbolo de Tijuana y patrimonio cultural de Baja California.

El burro-cebra crece casi a la par de esta ciudad que fue fundada en 1889, en tiempos que para los turistas que cruzaban la frontera el atractivo era visitar tierras asociadas al sarape, el sombrero y los burros.

Era un México que estaba levantándose en armas con personajes como Pancho Villa y Emiliano Zapata, por lo cual la visita a estas tierras que representaban el wild wild west ameritaba la respectiva fotografía folclórica con sarape, sombrero y por supuesto, el burro, tan asesiado por los turistas.

El problema con el souvenir de la época era que en muchas ocaciones la imagen del animal se perdía entre las tonalidades de blanco y negro, hasta que un día a alguien se le ocurrió tomar una brocha y pintura negra para ponerle rayas al burro y así poder capturarlo, con la cámara fotográfica.

Una raya más al burro

Tal vez la referencia más remota de la aparición del burro en los retratos de esa época de Tijuana es una fotografía de 1903 con la que cuenta el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Baja Califronia.

De acuerdo con el Observatorio Turístico de Baja California (OTBC), es hasta 1914 que el burro empieza a aparecer como imagen casi necesaria en la fotografía del recuerdo.

Pero del burro con rayas, tal y como se le conoce hoy en día, la foto más antigua que se tiene es de 1939, según el OTBC.

Desde entonces el burro-cebra ha permanecido en las aceras de la avenida Revolución, la más turística de la ciudad.

No es buen negocio, pero sí una tradición

Para Ignacio Navarro, quien desde que tenía 11 años de edad empezó a trabajar atrayendo turistas para tomarles fotos con el burro-cebra, su trata más de una tradición que de un negocio.

“Hoy me fue más o menos, tuve como siete grupos, o sea que como unos $60 dólares”, cuenta Ignacio sobre las ganancias de una jornada sabatina.

“LLevo 31 años en esto, mi papá ya se retiró, pero yo aquí sigo, ya nomás por tradición”.

El burro-cebra que tiene Ignacio se llama “Paco” y dice que para alimentarlo es suficiente con unos $5 dólares al día para alfalfa y hojas de elote.

“Todo el día se la pasa tragando el cabrón, se le suben encima para las fotos, pero él sigue trabajando”, comenta sobre el apetido de Paco.

Los legendarios burro-cebras

De los 15 burro-cebras que solía haber a lo largo de la avenida Revolución, ya sólo quedan nos siete, dice Ignacio.

Además de Paco están los conocidos como Bimbo, Rubén, Junior, Mónica, Tony, Beva y Jane, y atrás han quedado algunos que llegaron a ser famosos como Cisco Kid Chacho Loco y Sapo.

“Ya ha cambiado mucho el negocio, ahora con la teconología pues cada quien se toma foto con el celular y pues ahí nomás nos dan una propina”, dice Ignacio.

Un hombre que pide sólo sea identificado como Tony, quien ha trabajado nueve años con los burro-cebras, dice que la pintada de rayas se realizada cada dos meses.

“Es una pintura mejor que la que usan las mujeres que se pintan el cabello y no les hace daño a los animales”, asegura.

Tony, ya entrado en años, tiene pensado continuar en esta actividad porque aunque no sea un buen negocio, dice: “Sale para mantener el burro y para el chivo de nosotros”.

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