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OCHO EXPRESIONES DE ORIGEN MITOLÓGICO

Nadie duda que la Grecia antigua ha dejado un gran legado en la cultura occidental. Su importancia también está presente en el léxico español, del que se calcula que un 10% de las palabras tiene un origen heleno. Incluso el acervo proverbial castellano griega es enorme.

Y, como no podría ser de otro modo, la mitología, a través de la que aquellos antiguos trataron de explicar los orígenes del mundo, se nos ha transmitido de igual modo y pervive en nuestra lengua, ya en el vocabulario (por ejemplo, pánico, del dios Pan, que espantaba a los hombres que entraban en su territorio; o eólico, de Eolo, dios de los vientos), ya en frases hechas. En relación con estas últimas, hemos recopilado ocho expresiones de origen mitológico de uso frecuente.

Texto publicado en Revista Muy Interesante México

 

La caja de Pandora

Se aplica esta locución a cualquier cosa que, mal manejada, puede ser fuente de problemas o desgracias. Alude al mito de Pandora, primera mujer de la humanidad en la mitología helena, modelada con barro por Hefesto a petición de Zeus para castigar a los mortales. Cada uno de los dioses le concedió una cualidad, desde la belleza y la gracia hasta el arte de la persuasión; esto explica su nombre, que quiere decir ‘todos los dones’.

Se le hizo además entrega de una vasija con tapa que contenía todos los males humanos y que ella debía custodiar sin abrirla. Pero Pandora no pudo reprimir su curiosidad e hizo lo indebido. De este modo esparció los males por todo el orbe. La esperanza fue lo único que pudo retener en su interior al reaccionar rápido y cerrar el recipiente, de ahí que digamos también que “la esperanza es lo último que muere”.

 

Non plus ultra

Es lo mismo que decir “es el no va más”, o sea, ser algo lo máximo. Literalmente, non plus ultra significa “no más allá”. El origen de esta frase hay que buscarlo en la décima de las 12 pruebas de Hércules, los bueyes de Geriones.

Durante su paso por el sur de lo que hoy es España, Hércules separó los montes Calpe y Abila y creó el estrecho de Gibraltar. A cada lado levantó una columna que llevaba inscrita la citada locución latina. Ésta daba a entender, tal como se creía en la Antigüedad, que aquél era el límite del mundo conocido. Tras el descubrimiento del Nuevo Mundo, Carlos I inmortalizaría este lema eliminando el non para animar a los navegantes a atreverse a ir más allá de lo conocido. Así quedó reflejado en el escudo de España.

El talón de Aquiles

Este héroe mítico de la guerra de Troya fue bañado de niño por su madre, la diosa Tetis, en el Estigia, un río del Hades o infierno cuyas aguas tenían la virtud de hacer invulnerables a todos los que en ellas se sumergían. Pero el líquido no llegó a mojar el talón del crío, pues era por donde Tetis lo sostenía. Así, esta parte de la anatomía de Aquiles quedó fuera del hechizo y fue la razón de su muerte durante el conflicto troyano.
La parte posterior del pie era, por tanto, su punto débil, y, por extensión, se llama talón de Aquiles a los puntos vulnerables de las personas.

 

Quedarse de piedra

Esta expresión, que significa “quedarse paralizado por el efecto de una fuerte emoción”, tiene sus raíces en los poderes de Medusa, una de las tres gorgonas, monstruos femeninos que habitaban no lejos del reino de los muertos.

Medusa tenía serpientes vivas por cabello y poseía el poder de hacer piedra a quien la miraba. Pero, al contrario que sus hermanas Esteno y Euríale, Medusa era mortal. Y perdió la vida en manos de Perseo, quien, utilizando su bruñido escudo de bronce como espejo, pudo acercarse a ella sin tener que mirarla directamente. Del cuello de Medusa, una vez decapitada, surgió Pegaso, el caballo alado, y el gigante Crisaor.

 

Ser un narcisista o un narciso

Podría decirse que hoy, con tanta selfie, abundan los narcisistas, esto es, aquellas personas que se preocupan en exceso por su aspecto o que sienten una exagerada admiración por sí mismas. Así es, recuerdan en su propia adoración a Narciso, un joven cuya hermosura lo llevó a la perdición: por desdeñar el amor de numerosas doncellas y ninfas, fue castigado por la diosa Némesis a enamorarse de la primera criatura que se cruzara por su camino.

Para desgracia del muchacho, ésta fue su propia imagen reflejada en una fuente. El flechazo provocó que, al quererse abrazar, se precipitara al agua y se ahogara. En el lugar de su muerte brotó una flor que lleva su nombre: el narciso.

 

La manzana de la discordia

Se refiere este dicho a la fruta que juega un papel crucial en el episodio en que los dioses olímpicos celebran la boda de la nereida Tetis con el mortal Peleo, los futuros padres de Aquiles. Sin ser invitada, hace aparición la diosa de la discordia Eris, quien arroja ante ellos una manzana de oro con una inscripción que reza: “Para la más bella”.

Tres diosas pretenden merecer el galardón, pero, al no ponerse de acuerdo, Zeus hace llamar como juez al mortal Paris, para que decida cuál de ellas es la más hermosa. Si escoge a Hera, ésta lo recompensará con el poder; Atenea le promete la inteligencia; y Afrodita le ofrece el amor de Helena de Troya, la mortal más bella.

Paris le concede la manzana a Afrodita, de modo que parte para Esparta, donde rapta a la deseada Helena y arma un gran revuelo. Por esta razón decimos que ser la manzana de la discordia es provocar un conflicto o una discusión allí donde antes reinaba la calma.

 

Hacerse eco

Suele decirse de la noticia de la que alguien contribuye a su difusión, esto es, hace que ésta aparezca una y otra vez en la distancia en boca de otros, como el sonido repetido que produce el eco. Este fenómeno sonoro toma su nombre de una hermosa ninfa llamada así.

Esta oréade del monte Helicón desplegaba un especial atractivo al comunicarse: pronunciaba las palabras más bellas jamás nombradas y agraciaba con su cadenciosa voz las más insignificantes.

Y sucedió que un día Zeus se encaprichó de ella, lo cual hizo enojar a su esposa Hera, quien la castigó desposeyéndola de su arma seductora. Así es, no únicamente dejó a Eco sin poder hablar, sino que la condenó a repetir la última palabra que otros pronunciaban.

 

Complejo de Edipo

Se recurre a esta expresión en psicología cuando un niño muestra un sentimiento de tipo amoroso hacia la madre y, en consecuencia, otro de rivalidad o de celos hacia el padre.

El término fue acuñado por el padre del psicoanálisis Sigmund Freud (1856-1939), quien se inspiró en la célebre leyenda de Edipo. Este personaje mitológico, víctima de un oráculo por el que es abandonado al nacer, acaba matando sin saberlo a su padre, Layo, rey de Tebas, y contrayendo matrimonio con la viuda Yocasta, de la que ignora que es su propia madre.

Así, Edipo se convierte en rey de Tebas. Al descubrirse el parricidio y el incesto, Yocasta se suicida, y Edipo, embargado por el dolor, se saca los ojos y, tras un largo y penoso deambular, llega a la población de Colono, en el Ática, donde muere.

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